El Barça volvió a casa y lo hizo con una sonrisa enorme. En el Estadi Johan Cruyff, los de Hansi Flick destrozaron al Valencia con un 6-0 que supo tanto a revancha como a punto de partida.

Era el primer partido en casa tras el parón y había dudas: cómo volvería el equipo, cómo responderían los delanteros, si la ausencia de piezas clave pesaría. La respuesta fue un recital que devolvió la ilusión y dejó claro que este Barça quiere ir en serio.

Lo más llamativo fue la distribución de los goles: tres jugadores se repartieron los seis tantos. Fermin López, Raphinha y Robert Lewandowski firmaron cada uno un doblete, como si estuvieran coordinados para que la fiesta fuera pareja. Valencia, en cambio, no encontró ni un respiro. Desde el minuto uno se vio que el partido iba a ser largo para los visitantes: presión arriba, posesión con criterio y hambre de cerrar el choque rápido.

Lewandowski, tan cuestionado por la falta de puntería en semanas anteriores, volvió a sonreír y a mostrar instinto. Raphinha, que arrancó en el banquillo después de su viaje internacional, entró en la segunda parte y en cuestión de minutos ya estaba celebrando dos goles con rabia.

Y Fermin… lo de Fermin ya empieza a ser un tema recurrente: personalidad, despliegue físico y, sobre todo, la sensación de que se siente protagonista natural en escenarios grandes. Flick lo volvió a subrayar: “Es un paso grande, pero aún puede mejorar”.

El alemán sabe que tiene un diamante en bruto y no quiere que se le nuble la cabeza. Le pide calma en ciertas jugadas, menos florituras innecesarias y más pausa, pero al mismo tiempo reconoce que lo que aporta este chico es distinto, es energía pura y confianza desbordada.

El dilema de Flick y la vuelta de Bernal

Uno de los temas que más comentarios generó después del partido fue el rompecabezas en ataque. Ferran Torres se ha consolidado como “9” en este arranque de temporada, Lewandowski ha vuelto a marcar y Raphinha también exige minutos.

Flick lo maneja con diplomacia, repitiendo que “lo importante es el equipo” y celebrando que la competencia interna eleve el nivel. Pero está claro que las decisiones en los próximos partidos no serán sencillas.

Y entre tanto gol y tanta fiesta, se vivió un momento que fue casi más emotivo que cualquier tanto: la vuelta de Marc Bernal tras más de un año fuera por una rotura de ligamento cruzado.

El estadio lo recibió como un héroe, sus compañeros lo abrazaron con fuerza y Flick no escondió la emoción: “Es un momento muy grande para él, para su familia y para todos nosotros. Ha trabajado durísimo y se lo merece”.

Ese tipo de gestos explican la atmósfera que se respira en el vestuario: un grupo unido, con buena sintonía y con hambre de reivindicarse. El propio Flick lo remarcó: incluso con bajas como Lamine Yamal, De Jong o Balde, el equipo se mantuvo sólido y no perdió chispa.

Es la sensación de que este Barça empieza a asimilar las ideas de Flick: intensidad alta, solidaridad defensiva, verticalidad en ataque y la convicción de que el protagonismo se reparte. Un Barça que juega junto y juega bien, que disfruta presionando tanto como marcando.

Claro que vendrán rivales más exigentes y que una semana cargada de siete partidos pondrá a prueba a la plantilla. Pero lo que se vio en el Johan Cruyff fue un aviso: si este Barça consigue sostener esa energía y ese espíritu colectivo, puede empezar a ilusionar de verdad. Por ahora, fue solo un partido, sí, pero pocas veces un 6-0 sonó tan fuerte.

Ash is an amateur Astronomer and citizen scientist for NASA. Raised in Bahrain, Ash grew up close to the Formula 1 and GP2 scene. But it was football that would eventually draw her into mainstream sports and she totally fell in love with Barça. Part of the spectator sports industry since 2018, before Anfield that is, Ash has worked with a handful of outlets in the sphere including LWOS, Yardbarker, The Nation of Blaugrana and Barca International Cules. She professionally covers ice-hockey and is a Culer for life.

Leave A Reply