En un verano donde los focos se los suelen llevar los fichajes, los goles espectaculares o los jóvenes que emergen con hambre, a veces hace falta escuchar con atención lo que dicen los rivales para detectar quién manda realmente en el campo.
Eso es precisamente lo que ocurrió tras el 5-0 de FC Barcelona sobre Daegu FC en Corea del Sur, partido que cerró la gira asiática del conjunto azulgrana. Más allá del doblete de Gavi, el estreno goleador de Marcus Rashford o la aparición de Toni Fernández, una declaración captó la atención de quienes saben leer entre líneas: la del brasileño Bruno Lamas, jugador del Daegu.
“El que más me sorprendió fue De Jong. No perdió ni un balón y controló todo el centro del campo”, dijo el mediapunta en conversación con Jijantes FC. Y sí, puede parecer anecdótico, pero en realidad resume mucho más de lo que aparenta.
Los datos no mienten. Frenkie de Jong jugó solo una mitad antes de dejar su sitio a Pedri, pero fue más que suficiente para marcar el tempo del partido: 55 toques, 47 de 49 pases completados (96% de acierto), un pase clave y una ocasión clara creada.
Y todo esto sin apenas levantar la voz, sin adornos innecesarios. Es ese tipo de futbolista que no necesita anotar ni asistir para condicionar un encuentro.
Y es que lo de Frenkie no es novedad. Lo interesante es que incluso en un amistoso de pretemporada ante un rival de menor entidad, su influencia sigue siendo abrumadora. Que un profesional como Lamas lo remarque tras una goleada, cuando lo fácil sería destacar a los goleadores, da cuenta del respeto que genera el neerlandés dentro del campo.
No es casualidad: su fútbol se siente, se sufre y se admira.
El pasado curso fue complicado para De Jong. Las lesiones le lastraron y tuvo que ser reintroducido con cautela. Pero una vez recuperado, su impacto volvió a ser el de siempre. Con la llegada de Hansi Flick, se intuía que Frenkie tendría aún más protagonismo —y así está siendo.
El técnico alemán valora su capacidad para unir líneas, romper presiones rivales con conducción o pase corto, y sobre todo su sentido del control. En un equipo que busca reencontrar su identidad sin renunciar a la verticalidad, De Jong es el equilibrio. Y no sorprende que esté en la primera línea para ser nombrado nuevo capitán del Barça, en caso de que Ter Stegen pierda la cinta.
Por si fuera poco, la renovación del holandés está a punto de cerrarse. No solo se habla de dinero o años de contrato: se trata de enviar un mensaje al resto del vestuario y al mundo. Frenkie de Jong, pretendido por media Europa hace no tanto, quiere seguir siendo azulgrana. Y el club, pese a sus apuros financieros, ha entendido que hay jugadores que no tienen precio.
🚨🚨🌕| BREAKING: Frenkie de Jong is the FRONT-RUNNER to become Barcelona’s new first captain if Ter Stegen is stripped of the armband.
— Managing Barça (@ManagingBarca) August 5, 2025
He would be followed by Raphinha, Araújo, and Pedri — with the final spot likely going to either Gavi or Inigo Martinez.
[@eldesmarque] 🇳🇱🔵🔴 pic.twitter.com/CGj3jOVZ1I
No es el más carismático, ni el más mediático. Pero su fútbol habla. Y habla muy bien. En un club donde cada verano hay ruido, cambios, ilusiones y decepciones, tener una figura como Frenkie que aporta calma, seguridad y rendimiento, es casi un lujo.
Quizás lo más valioso de De Jong en este momento no es solo lo que juega, sino lo que genera a su alrededor. Gavi, Pedri, Fermín, incluso jóvenes como Casadó o Fort se están formando al lado de un centrocampista que entiende el juego como pocos. Y lo están haciendo viéndolo competir con naturalidad incluso en escenarios menores, sin que eso le reste compromiso.
El futuro del Barça pasa, en gran parte, por la salud de su mediocampo. Y si uno quiere entender por qué Frenkie de Jong es esencial, no hace falta revisar vídeos de grandes noches europeas. Basta con ver lo que dice un rival, tras un amistoso veraniego, en un país lejano.
Porque a veces, el mejor halago no viene de un titular rimbombante. Viene de un “no perdió ni un balón”, dicho con asombro y respeto.
